El conflicto por la casa del estudiante se viralizó en la web

 

A continuación las entrevistas:
 

"UNA CASA DE PASO" Por Lucas Arce

Este recorrido por las casas de pueblos de La Plata, nos llevó a calle 41 y casi diagonal 74, donde viven los chicos de Cañuelas. Son dos casas que dependen del municipio, están juntas y ambas son mixtas. En la primera viven seis estudiantes, mientras que en la casa más grande y divertida como se denominan ellos son diez.
 

Cañuelas esta apenas a 90 Km de La Plata, a dos horas de colectivo si es que no se rompe, me aclaran los chicos por sus experiencias. Es una casa de paso, distinta  a todas las demás. En la semana hay mucho movimiento, están todos, pero los fines de semana la mayoría se vuelve a su pueblo. Joni porque trabaja para poder mantenerse, Alan tiene una hija allá. Igual todos coinciden que vuelven por sus amigos y su familia.
 

La Plata es un Cañuelas grande, con mucha más gente. Pero ellos aprovechan vivir entre pares, se dan concejos como por donde caminar, se organizan tanto para limpiar como para ir a pagar los impuestos. Son amigos y compañeros que de noche aprovechan estar todos juntos para sentarse en la vereda y simular que están en su pueblo, compartiendo, hablando y riendo.
 

Ellos tienen que cumplir con tres requisitos: pagar una cuota de $ 70 por mes, respetar la limpieza y aprobar un mínimo de finales.
 

La mayoría no piensa en volver a su pueblo a vivir, hasta Joni planea viajar para Alemania y quedarse a vivir allá. Pero existe un problema que atraviesa a todos los chicos de la casa y los mantiene preocupados. Se encuentran desde Abril sin gas.
 

A partir de una publicación en el diario "El Ciudadano" de Cañuelas sobre la mala condición de las casas, el municipio seis meses después creó un consejo directivo para que puedan solucionar el problema de vivir sin calefacción todo el invierno, no tener agua caliente y de cocinar en un anafe que le funciona solamente una hornalla.

Ellos igual son optimistas.
 

-Al principio cuesta, pero después te acostumbras y la piloteas. Aclara Alan
 

Para poder entender porque estos diez estudiantes siguen en este lugar, algunos ya terminando su carrera y otros recién iniciándola, es porque más de la mitad de ellos no podrían estar en la ciudad si no fuera por esta casa.
 

                       Ping Pong:

¿Qué es lo primero que se les viene a la cabeza con la palabra "Baño"?

Sucio – ducha – agua caliente, que es lo que justamente falta

¿Sábado?

Casa

¿Limpieza?

Escasa, tratemos de no ensuciar para no limpiar.
 

 

DERECHO DE PISO Por Gerónimo Del Real
 

Toda casa tiene sus mañas, sus defectos, sus propios caprichos. La Casa de Cañuelas no se queda atrás, y como si supiera cada vez que viene alguien nuevo, un inquilino que recién está conociendo su nuevo lugar, ese pedacito que va a hacer suyo en La Plata, le da la bienvenida.
 

Embrujada no está, no se preocupen. Tampoco es una Casa inteligente. Simplemente está rota la tapa del desagüe, esa que queda enseguida cuando pones un pie en el patio trasero, al abrir la puerta corrediza para salir a la libertad, la libertad de ver hacia el cielo… hasta que metes la pata.
 

Literalmente, metes la pata. Muchos rasguños, pero nada grave. Los nuevos inquilinos no lo saben, si los “viejos” (aunque a veces la memoria o el estar apresurado les juega una mala pasada) y la Casa. Siempre lo tiene presente a ese escenario tan particular, singular pero a la vez tan común en cualquier lugar.
 

"No tenemos que hacerle una joda de bienvenida, la Casa sola se la hace" dicen algunos, otros contestan:

- Es el derecho de piso, por venirse a acá.
 

Risas de todos: de la desafortunada persona que todavía sigue teniendo el pie en el pozo, de los que lo vieron, de los que escuchan a lo lejos las carcajadas. Porque eso siempre se escucha, la risa.
 

Pero los chicos cañuelenses no son (tan) malos, y ahora hay un gran soporte tapando el pozo, ese lugar en donde la Casa hace de las suyas: Esperando a que llegue el comienzo del nuevo año y se destape, para que paguen el derecho de piso.

 

Fuente:
Entre Pares